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Foto del escritorMelisa Mariel Esposito

La importancia de la temporalidad en las Industrias Textil y de la Moda para un mejor devenir

La moda es un fenómeno que está en constante cambio y adaptación, la pandemia representa nuevos desafíos y nos orilla a replantear nuestras prioridades. Durante el confinamiento en el mercado se han posicionado productos como webcams, ropa cómoda y para dormir, artículos de afeitado y cuidado de la barba, artículos para animales, productos de repostería, mobiliario de exteriores y bandas para ejercicio.



En palabras de James Laver “La ropa es inevitable. Es nada menos que el mobiliario de la mente hecho visible”, por tal motivo ese mobiliario tiene una estructura que son las Industrias Textil y de la Moda.


Ante la situación de pandemia que atravesamos a nivel global, como empresari@s de estas industrias nos enfrentamos a cambios inevitables y a un panorama de incertidumbre que representa nuevos desafíos.


Para profundizar en algunas reflexiones que nos ayuden a pensar desde otros espacios en tiempos tan inciertos, primero me gustaría encontrar certezas, retomando que la moda es un fenómeno tan complejo porque es un reflejo social que, por ende, está en constante cambio y adaptación, citando a Cecil Beaton: “sería insensato que nuestro espejo social devolviera siempre la misma imagen”.


Una mirada histórica


Hace unos 170 mil años l@s human@s empezaron a vestir sus cuerpos con pieles de animales, podría decirse que fue el inicio de la ropa como lenguaje de signos.

Desde las culturas prehispánicas hasta la época pre- industrial las prendas, junto con los ornamentos, empezaron a transmitir un mensaje diferenciador en la sociedad; símbolo de estatus y exclusión social, violando un derecho tan básico como el acceso a la higiene y arreglo personal.


La Revolución Industrial marcó una gran diferencia porque la ropa y el cuidado personal se volvieron accesibles para la sociedad; los costos disminuyeron y la producción aumentó, generando un cambio drástico en el consumo y, al mismo tiempo, en el desarrollo cultural y social.


Es importante no olvidar que esta Revolución representó el inicio de la explotación y precariedad laboral dentro de esta industria, situación que hasta la actualidad continúa siendo normalizada.


Por otra parte, la industrialización significó avances sociales, culturales, científicos, tecnológicos y económicos que dio inicio a la Belle Époque. El lujo, la belleza y extravagancia se hacen evidentes en la moda. Se usan accesorios como el tocado con plumas, sombreros, flores y joyas; así como vestidos ornamentados con bordados de cordoncillo, abalorios, de encaje fino y terciopelo.


Con la Primera Guerra Mundial, se pierdió el estilo del lujo y la despreocupación. Los hombres iban a la guerra y las mujeres empezaron a ocupar los trabajos que hasta ese momento sólo “correspondían al género masculino”; usaban faldas tubo y corsés alisadores. Una vez finalizado el conflicto armado vino un proceso de pobreza; surgió, entonces, el estilo garçone que significó la simplificación en la confección; además, fue una época de progreso y fortalecimiento de la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos, siendo Coco Chanel la gran diseñadora y empresaria que supo proyectar, en sus creaciones, las necesidades de las mujeres a partir de este periodo.


Años más tarde, poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, la gente se volvió a refugiar en el glamour del cine y el arte, como una forma de evitar la realidad. En este periodo postguerra, la moda se volvió opaca, sencilla, basada en un estilo militar, hubo poco consumo de vestimenta y mucha transformación de prendas que ya formaban parte del armario. Sin embargo, los pañuelos y bolsillos se convirtieron en el nicho creativo y de mercado porque buscaron dar ese toque de distinción, así como el maquillaje y los peinados, que nos hablaron de un correlato con la corporalidad.


Avanzando un poco más, en la década de los 50, Christian Dior le dio un giro a la moda al crear una producción de ropa de alta costura a menor costo, otorgando licencias en América. Los primeros artículos colocados en el mercado fueron las corbatas, medias, sombreros, guantes, bufandas y carteras. Una acción calificada como degradante por la Cámara de la Alta Costura Francesa.

En pasos de Dior, su discípulo Yves Saint-Laurent generó otro estallido con la idea de democratizar la moda con el pret a porter (listo para usar) donde las prendas eran elaboradas de una manera industrial. Esta revolución provocó, más adelante en la década de los 80, el boom de las tiendas multimarcas y grandes almacenes; abriendo las puertas al fast fashion.


Durante los últimos años de este siglo XXI se han empezado a cuestionar los mecanismos de producción en las Industrias Textil y de la Moda, planteando otras formas de relacionarse con la ropa, desmontando poco a poco los estereotipos de género en los diseños y la cultura del “use y tire”.


La gente marca las pautas del consumo


La humanidad históricamente ha transformado sus comportamientos, el Covid-19 representa otro cambio repentino de hábitos, y más allá de suponer si será para bien o para mal, debemos centrarnos en las personas quienes marcan las pautas y en este momento expresan que no quieren regresar a lo mismo, a la “normalidad”, y miran hacia un fututo diferente.


Te invito a preguntarte ¿qué es lo que más has utilizado durante el confinamiento? ¿Dónde reconoces el foco de tu consumo personal? Recuerda que eres tu primer objeto de estudio.


Ahora como empresari@ cuestiónate: ¿Cómo ha cambiado el consumo a partir de este confinamiento?¿Cuál ha sido la evolución de la demanda social de productos? ¿Qué están haciendo otras industrias a nivel nacional e internacional? ¿Qué procesos puedo retomar, innovar o dejar de hacer para el desarrollo de mi empresa?

Este tipo de cuestionamientos nos pueden ayudar a planear estrategias desde bases más sólidas para hacer cambios graduales de adaptación. Observar, preguntar e investigar se vuelven acciones fundamentales en estos tiempos.


Les comparto que Nielsen identificó 6 etapas del comportamiento de consumo en México:

1. Compras proactivas para la salud.

2. Gestión reactiva de la salud.

3. Preparación de la despensa.

4. Preparación para la vida en cuarentena.

5. Vida restringida.

6. Vivir una nueva normalidad.


Lo primordial es saber en qué etapa estamos y cuál comportamiento no fue sólo un cambio efímero sino la adaptación de un nuevo hábito de consumo. Siendo conscientes de que estas fases pueden repetirse y modificarse durante los próximos años.


¿Qué consumimos durante la pandemia?


Durante el confinamiento los alimentos y materiales de salud ocupan los primeros lugares de consumo; sin embargo, en el mercado se han posicionado otros productos: webcams, ropa cómoda y para dormir, artículos de afeitado y cuidado de la barba, artículos para animales, productos de repostería, mobiliario de exteriores y bandas para ejercicio (Análisis de Criteo Shopper Graph, abril 2020).


A nivel mundial se refleja un avance en la curva de adopción del Ecommerce. En el caso de México, se registra que uno de cada dos consumidores está comprando a través de internet.


Principalmente consumen comida a domicilio, seguido de categorías como: moda, supermercado, productos de aseo y aparatos electrónicos. (Reporte sobre el impacto del Covid 19 por la Asociación Mexicana de Venta Online).


Además l@s mexican@s aumentaron su consumo de series, películas y visitas a sitios web como: live.com, mercadolibre.com, whatsapp.com y yahoo.com. (Nielsen, 2020)

Esta información nos sirve como una oportunidad de análisis para indagar en estudios sobre el impacto visual y de imagen que tienen los contenidos de las plataformas virtuales; así como plantearnos una expansión y crecimiento a través del comercio electrónico; acción que también funciona como estrategia para fomentar el consumo local.


Desarrollo y tecnología


Por último, dentro de las Industrias Textil y de la Moda debemos empezar a priorizar la tecnología, la cual propicia la innovación y adaptación gradual hacia un desarrollo sustentable.


A partir de esta realidad, una propuesta es elaborar texturas y telas inteligentes que respondan a la cotidianeidad, respetando la comodidad pero, al mismo tiempo, generando un valor único, sin dejar de considerar otros aspectos: ¿A qué estímulos climáticos responden los cuerpos durante el confinamiento?¿Qué tejidos pueden ayudar a la piel a protegerse de agentes externos?¿Cómo aumentar la sensación de bienestar de l@s consumidores?¿Qué beneficios puedo ofrecer tanto en esencia como en apariencia?


Sé que son más preguntas que respuestas pero la clave será centrarnos en la diversidad de posibilidades de desarrollo, crear espacios transdisciplinarios y de consulta a especialist@s, y adoptar acciones que involucren procesos en comunidad a partir de la co-creación, co-construcción y co-crecimiento, porque así saldremos adelante y creceremos como sociedad.


Porque siempre lo he dicho, sol@ puedes llegar rápido pero junt@s podemos llegar más lejos.




Publicado originalmente en la revista de Mexcostura Año 24 No.92 Julio - Septiembre 2020. pp. 52 -54.


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